corazon_nube

 

Para una de mis lectoras frecuentes: Una taza de té =)

 

Hoy reflexionaba sobre lo complejo de las relaciones humanas, sobre todo las de pareja. Leía el comentario de «Una taza de té», una de mis lectoras, me contaba sobre la persona que ama y de lo que ella siente. El amor suele ser una fuente de sufrimiento y definitivamente es porque no hemos aprendido a amar, creemos que amamos, pero no es así. Dentro de mí tengo esa sensación, esas ganas de aprender a amar, de conocer el amor genuino y sólo ser amor como bien dice Osho. Buscando información en la web sobre cómo amar encontré un artículo bien completo que proviene de «El libro de la mujer». Les dejo un fragmento que habla sobre las relaciones de pareja y por qué volvemos algo que es sencillo un verdadero infierno. Espero lo lean con detenimiento, cada palabra de este autor es un llamado a la libertad, a buscar tus propias formas de ser. Lo que más me gusta de él es que no pretende ser un gurú, ni un maestro, ni tener la razón sobre cómo se ha de vivir la vida o el amor, simplemente muestra con valentía su senda y la que otros han recorrido. Los sabios e iluminados no andan por el mundo diciendo que lo son, si lo dicen, no son iluminados. Desconfía de ellos o ellas. Comparto su postura al 100% y pienso también que la política y todas las religiones (instituciones creadas por nosotros) han tergiversado el camino, nuestro Sendero de paz. Sin más, los dejo en buena compañía: Osho. Ésta es su respuesta a la pregunta: por qué es tan difícil relacionarse.


Porque todavía no eres. Hay un vacío interno y el miedo de que, si te relacionas con alguien, tarde o temprano descubrirán que estás vacío. Por eso parece más seguro mantener una cierta distancia de la gente; al menos puedes fingir que eres.
No eres. Aún no has nacido, eres sólo una oportunidad. Toda­vía no eres una plenitud, y sólo dos personas plenas pueden rela­cionarse. Relacionarse es una de las cosas más grandes de la vida: relacionarse significa amar, relacionarse significa compartir. Pero antes de poder compartir, debes tener. Y antes de poder amar debes estar lleno de amor, desbordante de amor.
Dos semillas no pueden relacionarse, están cerradas. Dos flores sí pueden relacionarse; están abiertas, pueden ofrecerse su fragan­cia mutuamente, pueden bailar al mismo sol y al mismo viento, pueden tener un diálogo, pueden susurrar. Pero eso no es posible para dos semillas. Las semillas están completamente cerradas, sin ventanas, ¿cómo se van a relacionar?
Y esa es la situación. Cuando nace, el hombre es una semilla; puede llegar a ser una flor, puede que no. Todo depende de ti, de lo que hagas contigo mismo; todo depende de si creces o no. Es tu elección, y hay que afrontar la elección a cada momento; cada mo­mento estás en la encrucijada.
Millones de personas deciden no crecer. Permanecen como se­millas; permanecen como potencial, nunca se hacen realidad. No saben lo que es realizar el propio potencial, no saben lo que es la autorrealización, no saben nada sobre ser. Viven completamente vacíos, mueren completamente vacíos. ¿Cómo van a relacionarse?
Será exponerte a ti mismo, tu desnudez, tu fealdad, tu vacío. Parece más seguro mantener una distancia. Incluso los amantes mantienen una distancia; sólo llegan hasta un punto, y permane­cen alerta para ver cuándo retroceder. Tienen límites; nunca cru­zan los límites, permanecen confinados en sus límites. Sí, hay una especie de relación, pero no es la de relacionarse, sino la de la po­sesión.
El marido posee a la mujer, la mujer posee al marido, los pa­dres poseen a los hijos, y así sucesivamente. Pero poseer no es re­lacionarse. De hecho, poseer es destruir todas las posibilidades de relacionarse.
Si te relacionas, respetas; no puedes poseer. Si te relacionas, hay una gran reverencia. Si te relacionas, te acercas muchísimo, estáis muy, muy cerca, en profunda intimidad, en imbricación. Sin embargo, no interferís en la libertad del otro, que sigue siendo un individuo independiente. La relación es de tipo «yo»«tú», no «yo»«eso» superponiéndose, interpenetrándose y, a la vez, en cier­to sentido independientes.
Khalil Gibran dice: «Sed como dos pilares que sustentan el mismo techo, pero no empecéis a poseer al otro, dejad al otro in­dependiente. Sustentad el mismo techo, ese techo es el amor.»
Dos amantes sustentan algo invisible y algo inmensamente va­lioso: cierta poesía de ser, cierta música que se oye en las partes más recónditas de su existencia. Ambos lo sustentan, sustentan cierta armonía, pero permanecen independientes. Pueden mos­trarse al otro porque no hay miedo. Saben que son. Conocen su propia belleza interna, conocen su propia fragancia interna; no hay miedo.
Pero normalmente existe el miedo, porque no tienes ninguna fragancia; si te muestras, simplemente apestarás. Apestarás a celos, odio, ira, lujuria. No tendrás la fragancia del amor, la oración, la compasión.

Millones de personas han decidido permanecer como semillas.

¿Por qué? Pudiendo ser flores y bailar al viento y al Sol y a la Luna, ¿por qué han decidido permanecer como semillas? Hay algo en su decisión: la semilla está más segura que la flor. La flor es frágil. La semilla no es frágil, la semilla parece más fuerte. La flor puede ser destruida fácilmente; sólo un poco de viento y los pétalos se disi­parán. La semilla no puede ser destruida tan fácilmente por el vien­to, la semilla está muy protegida, segura. La flor está expuesta, algo tan delicado, y expuesto a tantos riesgos: puede venir un viento fuerte, puede llover a cántaros, el Sol puede quemar demasiado, al­gún tonto puede arrancar la flor. A la flor puede sucederle cual­quier cosa, a la flor puede sucederle de todo, la flor está constante­mente en peligro. Pero la semilla está segura; por eso, millones de personas deciden permanecer como semillas. Pero permanecer como semilla es permanecer muerto, permanecer como semilla es no vivir en absoluto. Es seguro, desde luego, pero no tiene vida. La muerte es segura, la vida es inseguridad. Quien realmente quiera vivir tiene que vivir en peligro, en peligro constante. Quien quiera al­canzar las cimas tiene que arriesgarse a perderse. Quien quiera ascender a las cimas más altas tiene que arriesgarse a caer de al­guna parte, a resbalarse.
Cuanto mayor es el anhelo de crecer, mayor es el peligro que hay que aceptar. El hombre verdadero acepta el peligro como su es­tilo mismo de vida, como la atmósfera misma de su crecimiento.
Me preguntas: «¿Por qué es tan difícil relacionarse?» Es difícil porque aún no eres. Primero, sé. Todo lo demás sólo es posible des­pués: primero, sé.
Jesús lo dice a su propia manera: «Primero busca el reino de Dios, y todo lo demás te será dado por añadidura.» Esto es simple­mente una vieja expresión de lo mismo que estoy diciendo: prime­ro sé, y todo lo demás te será dado por añadidura.
Pero ser es el requisito básico. Si eres, el valor llega como con­secuencia. Si eres, surge un gran deseo de aventura, de explorar, y cuando estás listo para explorar, te puedes relacionar. Relacionarse es explorar, explorar la conciencia del otro, explorar el territorio del otro. Pero cuando exploras el territorio del otro tienes que per­mitir y acoger que el otro te explore a ti; no puede ser una calle de dirección única. Y sólo puedes permitir que el otro te explore cuan­do tienes algo, algún tesoro, en tu interior. Entonces no hay mie­do. De hecho, tú invitas al huésped, tú abrazas al huésped, tú lo lla­mas, tú quieres que entre. Quieres que vea lo que has descubierto en ti mismo, quieres compartirlo.
Primero sé, luego te puedes relacionar, y recuerda, relacionar­se es bello. Una relación es un fenómeno totalmente diferente; una relación es algo muerto, fijo. Ha llegado un punto final. Te casas con una mujer; ha llegado un punto final. Ahora todo irá hacia aba­jo; habéis llegado al límite, ya nada crece. El río se ha parado y se está convirtiendo en un pantano. Una relación es ya una cosa, com­pleta.

Relacionarse es un proceso. Evita las relaciones, y profundiza más y más en relacionarte.

Yo pongo el énfasis en los verbos, no en los sustantivos; evita los sustantivos todo lo que puedas. En el lenguaje no puedes evi­tarlos, ya lo sé; pero en la vida, evítalos, porque la vida es un ver­bo. La vida no es un sustantivo, en realidad es «viviendo», no «vida». No es «amor», es «amando». No es «relación», es «relacio­nando». No es una canción, es cantando. No es un baile, es bai­lando.
Observa la diferencia, saborea la diferencia. Un baile es algo completo; ya se han dado los últimos toques, ya no queda nada más que hacer. Algo completo es algo muerto. La vida no sabe de puntos finales; las comas están bien, pero no los puntos finales. Los lugares de descanso están bien, pero no los puntos de des­tino.
En vez de pensar en cómo relacionarte, cumple el primer re­quisito: medita, sé, y luego relacionarse saldrá de ello por sí mis­mo. Alguien que se vuelve silencioso, gozoso, alguien que empieza a desbordar energía, que florece, tiene que relacionarse. No es algo que tenga que aprender a hacer, empieza a suceder. Se relaciona con personas, se relaciona con animales, se relaciona con árboles, se relaciona incluso con rocas.
De hecho, se relaciona veinticuatro horas al día. Si camina por la tierra, se relaciona con la tierra… al tocar sus pies la tierra, se está relacionando. Si nada en el río, se relaciona con el río, y si mira las estrellas, se relaciona con las estrellas.
No se trata de relacionarse con alguien en particular. El hecho básico es que, si eres, toda tu vida se vuelve un relacionarte. Es una canción constante, una danza constante, es una continuidad, es un flujo como un río.
Medita, encuentra tu propio centro primero. Antes de poder re­lacionarte con otra persona, relaciónate contigo mismo. Éste es el requisito básico que hay que cumplir. Sin esto, nada es posible. Con esto, nada es imposible.
Osho, The Book of Wisdom, cap. 27.
Fuente: Oshogulaab, entra aquí y conseguirás todo un hermoso y completo texto. Fragmento de El libro de la mujer de Osho.

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8 comentarios

  1. Sabio sip. Gracias, José, por tu comentario.
    Nadir

  2. evita los sustantivos !!, eso es sabio …

  3. Juankrios, me gustó mucho ese texto por eso lo subí. :)
    Qué bueno que te sirvió… gracias por dejar tu comentario. Bienvenido.
    Nadir

  4. Hola, realmente hermoso y cierto la verdad es que si buscas el amor estas perdido,
    por eso la mayoria de personas nos encontramos tan confudidas que no sabemos que hacer ni que ser en la vida.
    Gracias por tomarse el tiempo para publicar estos documentos qu enriquecen la vida personal.
    Gracias!!!!

  5. Gracias OJOS… Sí, es precioso. =)

  6. precioso….

  7. Hola Sergio
    Puedes leer otros en este blog o dirigirte a los enlaces que ves en la barra lateral. Hay muchos textos realmente gradiosos.
    Saludos,
    Nadir

  8. Realmente hermoso. me gustaria recibir mas texto divinos si serian tan amables

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