A mi amado hijo Nabil que hoy cumple 18 años
“Muchas veces lo que me salvó fue improvisar un acto gratuito. El acto gratuito, si tiene causas, son éstas desconocidas. Y si tiene consecuencias, son imprevisibles.
El acto gratuito es lo opuesto a la lucha por la vida y en la vida. Es lo opuesto a nuestras carreras por el dinero, por el trabajo, por el amor, por los placeres, por los taxis y ómnibus, por nuestra vida cotidiana en fin -que ésta es toda paga, es decir, que tiene precio.
[…] Era el profundo cansancio de la lucha. Y me di cuenta de que estaba sedienta. Una sed de libertad me despertaría. […] Entonces la sed extraña y profunda apareció. Yo necesitaba -necesitaba con urgencia- de un acto de libertad: del acto que es por sí solo.
Un acto que manifestara fuera de mí lo que yo secretamente era. Y necesitaba de un acto por el cual no necesitara pagar. No digo pagar con dinero sino, de un modo más amplio, pagar el acto precio que provoca vivir.
[…] ¿Para qué iba al Jardín Botánico? Sólo para mirar. Sólo para ver. Sólo para sentir. Sólo para vivir. […] A propósito no voy a describir lo que vi: cada persona tiene que descubrir sola. Sólo recordaré que había sombras oscilantes, secretas. De paso hablaré ligeramente de la libertad de los pájaros. Y de mi libertad. Sólo eso.»
Fragmento de El acto gratuito, de Clarice Lispector. En «Revelación de un mundo», pág. 307.
[…] punto fijo al que agarrarse.De manera natural volvemos la mirada a lo más diferente a la Razón, al acto gratuito, ese acto que depende solo de nuestra voluntad y en nada de lo que se nos dice que hay que hacer. […]
[…] de la rebelión ¿qué?. Pues el acto gratuito, esa entelequia tan de nuestros Roquentin o Mersault, se nos han quedado anticuados como si fueran […]
Clarice es amor profundo, Agustina
Abrazos,
Nadir
Clarice es amor!