Gracias, Sinhendra.

No tenés que ser buena persona.
No tenés que caminar de rodillas
cientos de kilómetros por el desierto, arrepintiéndote.
Solamente tenés que permitir que el animal suave de tu cuerpo
ame lo que ama.
Cuéntame sobre la desesperanza, la tuya, y te contaré sobre la mía.
Mientras tanto el mundo sigue girando.
Mientras tanto el sol y las piedritas claras de la lluvia
corren a través de los paisajes,
por las llanuras y los árboles profundos,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto los gansos salvajes, altos en el aire limpio y azul,
vuelven nuevamente a casa.
Quienquiera que seas, no importa la soledad que te abrume,
el mundo se ofrece para tu imaginación,
te llama como los gansos salvajes, ásperos y emocionantes-
una y otra vez anunciándote tu lugar
en la familia de las cosas.

Mary Oliver

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1 comentario

  1. […] Vestrini es una poeta venezolana. No la conocía hasta hoy y me pregunto ¿por qué? Tantas poetas mujeres y también tantas venezolanas que no conozco. Hoy me desperté con dolor de Venezuela y qué mejor […]

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