Dormir bien es regalarte esto que escribió Antonio Gamoneda: “Te aprieto a mí, como si hubiera un poco de justicia en mi corazón y yo te la pudiera dar con el cuerpo”.

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dormir bien
Ilustración: Yelena Bryksenkova.

Dormir bien es todo un arte. Estoy aquí para contarte algo sobre mi día de ayer; ya verás por qué.

Fui anoche con Josep, Cintia, Anna y Aleix a bailar swing en una plaza de Sant Cugat del Vallès. Durante dos horas participamos en una fiesta callejera con banda de swing en vivo y en directo y decenas de bailarines extasiados pateando el asfalto.

Ver a la gente bailando siempre me ha dado placer. Bailar también. Para bailar tienes que conectar con el cuerpo de una manera tan bonita y expresiva que te sientes profundamente enraizada. Eso sí es “tener los pies en la tierra”.

Una vez en casa, Aleix y yo cenamos, conversamos sobre la vida budista e inició el amoroso “cerrar la puerta” del fantástico domingo. Me di un baño, encendí el ventilador y me tiré en mi cama en feliz estado contemplativo.

Recordé la cantidad de noches en las que me he acostado con la cabeza repleta de preocupaciones. Celebré en silencio que esos días aciagos han quedado muy atrás.

Dormir bien para no sentirse en el abandono

Pocas veces pensamos en nuestra propia cama como en un nido. No lo pensamos, pero lo es. Es el nido donde nos “empollamos” para crecer, para salir del cascarón. Es un lugar seguro o al menos debería serlo. Nadie debería pasar las horas de sueño fuera de una cama/nido cómoda ni a la intemperie. La cama es lo contrario al abandono. En mi cama me siento como cuando estaba en la barriga de mi mamá. O como el imaginario que tengo sobre aquella experiencia primigenia. El origen de la vida, de la mía.

Volver a la cama cada noche es como volver al origen. Allí en estado de entrega total a la gravedad, al peso de nuestro cuerpo, podemos soltar todo lo que hemos estado tratando de sostener durante el día. Yo no sabía lo que era “soltar” hasta que empecé a practicar la meditación. Soltar implica abrir las manos y entregarse al flujo de la vida.

Si vas a la cama y traes contigo todos los problemas y permites que éstos te roben el sueño tu vida no puede reiniciarse. Y necesitamos reiniciar el sistema cada noche. Dejar que descanse. Permitir que ese CPU complejo que es nuestra mente entre en reposo. La hora de dormir no es un momento para tensiones, al contrario, es para desfogarse de ellas. Me gusta la analogía de que dormir es volver al origen.

Dormir es la soledad acompañada

La mayoría de la gente que tiene pareja y duerme acompañada cree que ese es el estado ideal. Y no les quito razón, acurrucarse con otro cuerpo humano es muy sabroso. Yo nunca he podido dormir bien con otra persona por más grande que sea la cama. Quizás sea porque esencialmente el viaje al origen es un viaje solitario. Y, al mismo tiempo, es en compañía. Pero, ¿eso por qué? ¿Cómo se puede dormir acompañada/o si no se tiene pareja?

Yo imagino cada noche qué es esto de vivir conmigo. Sí, vivir con esa persona a quien le llaman Nadir. Qué significa ser quién soy y no otra persona. Cuáles son los aspectos que hacen a mi vida única, que me hacen ser Nadir con o sin mi permiso.

Ir a la cama, regresar al origen, tiene un impulso de muerte también. Es como si al dormir descompusiéramos la vida a su mínima expresión. La volvemos simple. Nos convertimos en las hojas que caen de los árboles y se degradan confundiéndose con la tierra. Dormir es atierrarnos plácidamente. Despertar sería como germinar o hacer crecer una rama nueva en el árbol del “yo”.

Cuando me voy a dormir a menudo dedico unos minutos a regodearme en mi vida. Me tomo el tiempo necesario para agradecer esos momentos, como los del baile de swing de ayer, en los que he sido inmensamente libre y feliz. La vida está llena de experiencias efímeras, todas lo son. Tal vez sea precisamente eso lo que las hace tan valiosas y dignas de agradecimiento. Para dormir bien hay que volverse cada vez más una persona agradecida.

La sabiduría popular

La gente mayor suele decirle a los niños que hay que dormir bien para crecer. Y creo que es verdad. Si no dormimos bien el cuerpo no se recupera de la inversión de energía que ha hecho durante el día. Ningún sistema vivo puede estar tanto tiempo en ON. Hay que descansar y recuperarse.

No tomamos en serio esto de “la higiene del sueño”. Sobre todo cuando estamos más jóvenes. Creemos que somos como una batería con carga infinita. Hay una relación muy estrecha entre el estrés, la ansiedad y la depresión y la falta de sueño o de un descanso apropiado. Yo me he dado cuenta que cuando me da más ansiedad es porque estoy cansada.

En los últimos años he desarrollado muchas estrategias para dormir bien y mejor. Me baño con agua caliente, ceno ligero y temprano, me desconecto de las pantallas lo más pronto que pueda, me hago un masaje de pies y hago mi auto-terapia de agradecimiento antes de cerrar los ojos.

Dulces sueños

Tengo por costumbre despedirme de mis lectores y mis lectoras en Facebook con esta expresión: “cerrarojitos”. Anoche me dijo Josep que era una forma muy sensible y tierna de despedirse. ¡Y yo también lo creo! Cuando empecé a usarla estaba en un periodo consciente de invitar a la ternura a entrar en mi vida. Es uno de los regalos más bonitos que me he hecho desde que empecé a amarme. La ternura es la antesala a dormir bien.

¿Y tú qué tal duermes? ¿Qué significados tiene tu cama para ti o tus horas de sueño? ¿Qué estrategias tienes para dormir bien y mejor? Compártelas en los comentarios a este post y si te gustó esto compártelo en las redes sociales con tus amigos.

Nadir Chacín
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Habitar

«Recuerdo que siempre estuve muy agradecida porque las noches existían; parecía que ese trozo del día era capaz de devolverme la sindéresis por mucho tráfago que me hubiera deparado la vigilia. Sentía un gusto, casi voluptuoso, de envolverme entre mis sábanas y sentir cómo los músculos abandonando su alerta vital se hundían en la blandura acogedora de mi cama.

Es difícil explicar la sensación de agrado con que yo me replegaba dentro mi concha, me sorprendo de que tenía sonido: era un felino ronroneo prolongado que acompañaba la dilución de mi cuerpo en el mundo maravilloso del sueño.

Mucho mejor si afuera los elementos hacían de las suyas. Si llovía me alegraba por tener un refugio seco, si hacía frío me deleitaba la tibieza del contacto. Mi cabeza al tocar la almohada parecía deslastrarse del peso de mis pensamientos, entraba en receso. Estiraba brazos y piernas buscando deshacer cualquier contracción rezagada que me impidiera el sueño.

Me gustaba imaginar en ese interín en el cual la inconsciencia se apodera de ti, que me hundía suavemente en las aguas y que desaparecía entre ellas.

Todo esto sucedió miles de veces y aún persiste, quizás sea este mi nido, mi refugio, mi rincón donde me agazapo a imaginar, el cual como el del pájaro de Michelet he construido sin más herramientas que mi propio cuerpo.»

~ Haydée Solano de Chacín, mi madre, luego de leer a Gaston Bachelard


Recomiendo el discurso de la directora de cine Lana Wachowski, una de las hermanas Wachowski, directoras de «The Matrix», al recibir el Premio a la Visibilidad LGBT del Comité de Derechos Humanos. Habla de lo que significa ser una persona transgénero en un mundo lleno de prejuicios. A mí me conmovieron sus palabras hasta las lágrimas. ¡Un placer escucharla! Si necesitas subtítulos en español, míralo aquí.


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