ansiedad

Hoy vengo a hablarte del coaching, una herramienta muy útil para el desarrollo personal.

Cuando tenemos dolor de muelas vamos a un dentista. En cambio, cuando nos sentimos incapaces de lograr nuestros objetivos personales por las razones que sean nos cuesta mucho pedir ayuda.

Esa actitud produce mucho sufrimiento innecesario.

Quizás sepas, porque lo digo a menudo, que la ansiedad ha sido mi compañera de viaje durante más de una década.

Una de las cosas más difíciles de hacer cuando tienes ansiedad es trazarte metas y cumplirlas. Pasa igual con el estrés, los ataques de pánico y el famoso trastorno de déficit de atención.

También es cierto que independientemente de tu estado de salud, la vida nos presenta desafíos fuertes a todas las personas y a veces no sabemos bien cómo enfrentarlos.

Aprender estrategias y herramientas nuevas para la vida de manera recurrente son súper auto-regalos. Esa es la razón por la que yo nunca he dejado de estudiar y de pedir ayuda a diferentes tipos de profesionales y especialistas.

Pedir ayuda cuando la necesito es una forma de darme amor y de respetarme a mí misma.

Creo que “un empujón” viene bien cuando vas “en subida” y te sientes cansada/o, independientemente de si estás lidiando o no con una dolencia física, mental o emocional. Pero, ¿qué ayuda elegir?

Coaching personal

Te invito a conocer qué es el coaching personal.

La palabra “coach” viene del inglés y significa entrenador. En el coaching una persona con dificultades llamada “coachee” recibe el apoyo de un profesional llamado “coach” para diseñar un plan estratégico y asertivo que le permita cumplir con sus objetivos personales.

Lo bueno del coaching personal es que te permite trabajar sobre soluciones específicas y ponerlas en práctica de inmediato.

No requiere de un proceso largo de análisis de tus vivencias del pasado o de las circunstancias previas que te llevaron a tu situación de parálisis o de insatisfacción en el presente.

En ese sentido el coaching personal es un proceso enfocado a resultados. Podrás comprobar en poco tiempo si la ayuda del coach está “destrabando” tus limitaciones actuales y permitiéndote avanzar.

¿Ansiedad por los cambios?

Yo utilicé la ayuda de una coach para tomar la decisión de cambiar radicalmente de profesión hace unos cuantos años. Tenía la idea fija de que me sentaban fatal los cambios y que no era capaz de gestionarlos bien.

Para una persona con ansiedad los cambios pueden ser mucho más aterradores que para alguien sin ansiedad.

Con las sesiones de coaching me di cuenta -te hará mucha gracia- que en el fondo no me dan miedos los cambios sino que me gustan y me hacen bien.

Yo llevaba bastantes años pasándola mal e intentando que mi vida fuera más digamos “predecible” y “segura”.

Al mismo tiempo me aburría la monotonía del día a día y me sentía presa, sin vida.

Equilibrio sanador

El coaching personal me ayudó a balancear mi necesidad de novedad con mi necesidad de certidumbre.

Hoy por hoy sigo cambiando cosas en mi vida, pero ya no siento que estoy al borde de un precipicio y que me tiemblan las piernas.

Al contrario, siento que puedo asomarme al precipicio y sentir ese vacío raro, que se instala en el medio de la barriga y genera risas nerviosas.

He perdido miedos y ganado seguridades.

Estoy muy contenta. Y este estado no lo logré yo sola dándomelas de mujer perfecta y de que ya sé todo. Lo he logrado porque pedí ayuda cuando la necesité.

Busqué a las personas correctas para acompañarme en mi viaje-proceso de desarrollo personal. Tuve la humildad de decir: ¡ayúdame, por favor!

Cada vez que encuentro un obstáculo difícil en mi vida pido ayuda de nuevo. Ya no me da ni vergüenza ni culpa necesitar ayuda. Pienso que es una de mis virtudes.

¡Si has tocado fondo, no te cortes y grita S.O.S.!

Nadir Chacín
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