A veces no logro cruzar la vereda, pero cuando me atrevo y doy aunque sea un paso ésta se hace más angosta. Mi vereda tiene la magia de responder a lo que estoy pensando sobre ella, cada vez que pienso en lo difícil de cruzarla se pone más ancha, se llena de piedras y se convierte en un camino agreste.

Hoy, gracias a mí, le nacieron flores azules a mi vereda. Me voy a quedar aquí: disfrutando de mi propia magia.

Nadir Chacín

Comparte esto:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.