La contemplación nace con el amor sin resistencias, sin anestesias, el amor que sientes por algo o alguien. Es cuando eso que miramos hace que tú mismo te pierdas en lo mirado, te des cuenta que no existes realmente y que nunca exististe, tu respiración es más lenta, notas que el aire entra y sale de tu nariz mientras te recreas, te sientes unido, conectado, simplemente siendo con lo amado.
El amor abre una puerta poderosa hacia el presente, al Ahora divino: sagrado. Se torna conflictivo para la mente porque te arranca del pasado y del futuro, para de un golpazo imprevisto traerte al hoy donde la mente no tiene jurisdicción. Le tememos al amor porque es sencillo, porque no tiene espacio, tiempo ni territorio, y también porque al Ego le repugna lo sencillo.
Hoy el amor desnudó a mi Ego, y como siempre lo dejó sin armas, sin retos, sin ideas.
AFORTUNADAMENTE PARA MÍ.
Tenía razón el sabio que dijo que el amor TRANSFORMA.