red afectiva

Siempre he pensado/vivido los afectos en formato de Red afectiva. Ayer leí el artículo «Relaciones liana» publicado en el blog 31 Ninjas por el autor «Aphra Behn». Me ha gustado. Aunque el artículo trata sobre modelos relacionales no monógamos, creo que las siguientes reflexiones te serán útiles independientemente del tipo de tus vínculos interpersonales.

Red afectiva
Foto © Aina Climent Belart

My way!

Yo pienso/siento que una relación sana, ética y constructiva ha de ser recíproca. Ambas personas han de sentir que el vínculo les nutre y funciona y cubre sus necesidades (parciales, no todas obvio).

Que sea recíproca no quiere decir que las personas se estén dando exactamente «lo mismo». Significa que se están dando lo que cada quien necesitan.

Si algo es nutridor o no es un tema subjetivo y que siempre está en construcción porque así son las necesidades humanas.

En el momento en que un vínculo deja de ser nutridor, porque la otra persona no le está poniendo interés o ganas o tiempo, poco importa el tiempo que tenga de establecido ese vínculo: dejará de ser mi prioridad. Obviamente eso pasará luego de una serie de conversaciones sobre el equilibrio-equidad en el vínculo.

A veces es la otra persona quien necesita algo de mí (que tiene una necesidad no satisfecha en el vínculo conmigo), haré lo que esté en mis manos para equilibrar la situación. Siempre que esa persona forme parte de mi red afectiva o quiere formar parte y a mí también me interese que sea así.

El límite a la petición de la otra persona es mi relación conmigo misma y mis autocuidados.

Las necesidades

Buena parte de las cosas cotidianas que suceden en los vínculos son negociables. La responsabilidad afectiva, el respeto y la ética no son negociables en ningún contexto.

Si necesito algo de esa persona lo diré muy claramente de forma directa y ya la otra persona pues me dirá si quiere y puede encajar mi petición en su forma de vivir y convivir.

Cuando la dinámica de un vínculo se ha vuelto un círculo vicioso y siento que hay más daño que respeto, interés y cuidados hacia mí, ese vínculo se romperá y la persona en cuestión no será parte ya de mi red afectiva (o no entrará en ella).

Suelo despedirme cortésmente.

Mas si la situación es muy fea y la otra persona se empecina en pelear, discutir, maltratar o ignorar lo que digo que necesito simplemente hago contacto cero y desaparezco.

Por eso es tan importante conocer nuestras necesidades y poder hablar sobre ellas con comunicación asertiva y no violenta.

Me interesa cuidar el vínculo siempre que el cuidado venga de ambos lados del vínculo.

Necesito voluntad y acciones proactivas equitativas, que busquen aprender a relacionarse de una forma más amable.

Cuentan los hechos, no las palabras.

Todo esto aplica a cualquier tipo de vínculo, desde el vínculo con un hermano, con una amiga, con un hijo o con alguien con quien tenga un vínculo sexo-afectivo.

A mí no me interesa mucho el tema de cómo se llama el modelo relacional que a mí me viene bien. Yo le digo «red afectiva» y ya, puede incluir a personas con las que tengo sexo y con las que no, puede incluir también a familiares y amigos.

Si habría que ponerle un nombre diría que se parece más a la anarquía relacional que al poliamor. Pero eso no me preocupa mucho ni me interesa definirlo.

Escucha»Las consecuencias de poner límites #sersiendo» en Spreaker.

Las relaciones liana

Este es el fragmento (en cursiva) del artículo en cuestión que más me resuena. Añado mis comentarios sin cursivas más abajo.

Dificultad es que una de las dos personas pase por una temporada de estrés o enfermedad, que tengan una crisis por razones externas (como mudanzas o crianzas), que las familias y redes afectivas de origen vengan a tocar las narices, que sea necesario hacer frente a una carencia en esas redes (como cuidar de una amistad o familiar enferma, etc.). Que tengas un periodo de desavenencias, que haya menos momentos gratificantes que antes. Lo que sea.

Si tienes la costumbre de cuidar la relación solo cuando te apetece y te lo pide el cuerpo, sucede que en esos momentos te lo va a pedir poco (estar al lado de gente enferma, agobiada, deprimida o gruñona es poco sexy). Además, es la clase de situación que se retroalimenta. Cuidar con cariño de una relación cuando no es todo risas y alegrías, seguir siendo transparente y hablar las cosas, etc., no garantiza que las cosas vuelvan a ser estupendas. Pero no hacerlo sí es casi un billete seguro al país del “fuck you, no quiero verte más”.

A eso me refiero con responsabilidad afectiva.

Si tienes un nuevo vínculo y te olvidas de las personas que forman tu red afectiva y llevan más tiempo en tu vida estás directamente CAGÁNDOLA. Hay que aprender a gestionar mejor ese tema: la gente que sabe más le llama la «energía de la nueva relación» (ENR).

Voy mucho más allá. Afirmo que ese trato es maltrato hacia tu red afectiva y probablemente también lo sea hacia la persona nueva que está apenas entrando en tu vida.

También hay que pensar que la persona nueva por más nueva que sea también es un ser humano. Tendrá necesidades y es una falta de respeto querer entablar un vínculo con esa persona sin querer poner tu energía en ello.

De esa forma tampoco habrá gente nueva en tu red afectiva y creo que lo más enriquecedor es ir construyendo vínculos y manteniéndolos durante el paso del tiempo.

A mí me gustan los vínculos a largo plazo.

Cualquier vínculo con otro ser humano requiere de tiempo, espacio y esfuerzo.

Entonces si no quieres/puedes poner eso con la persona nueva que está queriendo entrar a tu red afectiva es mejor que NO te vincules con nadie más por ahora.

Mucha gente quiere resguardar la integridad de su red afectiva (la que tiene desde hace más tiempo) y entonces pretenden que la nueva persona que están conociendo se adapte a sus necesidades y a las de su red. Eso también es un error, no es justo ni ético.

En tal caso, las dos personas en cuestión, esas que están intentando construir un vínculo nuevo, tienen que «moverse» de lugar.

No pueden pretender construir algo con alguien nuevo sin ni siquiera experimentar cambios en su red afectiva de personas más antiguas. Eso no es posible.

Vincularse siempre implica un cambio de las condiciones previas de las personas que se vinculan.

Si no experimentas un cambio de algún tipo en tu vida, la verdad, es que no estás intentando vincularte ni vinculándote con esa persona.

Las cosas como son. Ética primero que cualquier otra cosa, que por algo les decimos no monogamias éticas y consensuadas.

Si cada quien se ocupara de sí mismo o de sí misma los vínculos sexo-afectivos serían mucho menos complicados. Cambalache, siglo XXI.

Aquí te dejo mi último podcast recién salido del horno. En este episodio hablo de cómo gestionar tu mundo emocional, mental y sensorial para poder estar mejor. Tu mundo interior es tu responsabilidad.

Escucha»Construyendo tu hogar (psicológico) portátil #sersiendo» en Spreaker.

Mis próximos eventos del 2020

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