Cuando tenía unos 18 añitos me gustaba ir a La peña tanguera en Caracas. Allí había una señora muy mayor que cantaba «Cambalache» como nunca se la he oído cantar a nadie. No conoció seguramente el siglo XXI. En honor a ella va este tango.

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Esta tango fue creado especialmente para la película «El alma del bandoneón». Discépolo quería establecer la decadencia de los valores que afectaban al siglo XX, en su letra pone en contraste figuras tan distintas como Stavisky (un estafador), San Juan Bosco (el fundador de los Salesianos), La Mignon (ícono de las personas mantenidas), algunos mafiosos, Napoléon… etc. Fue en su tiempo un tango prohibido por peligroso, por allá en la época del Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, a finales de los setenta. Es un tango con una vigencia que nada más de oírlo: espanta.
Fuente del texto: una maravillosa selección de letras del tango que hizo Héctor Ángel Benedetti, anotada y comentada, que publicó Booket. Cada tango con su historia. «Cambalache» está en la pág. 434.
Letra y música de Enrique Santos Discépolo (de 1934)
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé…
¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos…

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que si es cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y «La Mignon»,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón…

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley…

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