Demasiada gente con el cachete pegado a las ventanas del vagón del metro. La axila del vecino impunemente cerca de mi cara. Pero veo a esa mujer, celular en mano leyendo mensajes. Sonríe, le importa un cacahuate que parezcamos sardinas en lata. Incluso se carcajea. Al minuto entiendo lo que ella ya sabe: el origen de la humanidad apenas comienza.

Yo veía sardinas húmedas, malolientes, apretujadas en el metro, y ella nos veía a todos como en esta foto.
(Abre más tus ojos, Nadir.)

Nadir Chacín

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