Querer que tus hijos y tus hijas sean «normales» y que se parezcan a los demás no es algo amoroso. Sólo estás enseñándoles que nadie los valorará tal cual son. No les cortes las alas. Ya tienen suficiente con las cosas absurdas que les dicen y hacen en las escuelas. Los humanos somos todos diferentes y esa es la parte más bonita de estar en este mundo. Aprecia la diversidad.
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