escritura terapéutica

La individuación es el proceso a través del cual nos separamos simbólicamente y subjetivamente de los demás y de la presión social y nos convertimos en personas autónomas capaces de decidir por sí mismas. Hoy vengo a inspirarte para que juegues con tu proceso de individuación mediante la escritura terapéutica.

escritura terapéutica
«La escritura funciona como una lucha contra el caos.» Virginie Despentes

Los humanos somos las historias que (nos) contamos sobre nosotros mismos. Siempre estamos imaginando y contando historias. La escritura es una forma amable de ponerle nombre a lo innombrable, de deshacernos de historias o de hacer unas nuevas. 

La autonomía se construye dejando que mueran partes de una misma, especialmente las que esperaban convertirse en “algo más” y no lo lograron por las razones que sean. Es decidir que ya no quieres esperar a esas partes ni darles más chances. Es decir adiós para poder decir hola

No ha sido fácil mi travesía de los últimos años y justo por eso quiero hacer este ejercicio improvisado de escritura terapéutica y compartirlo contigo. Te invito a escribir uno tuyo; mejor si usas lápiz y papel. Escribe una historia sobre o con los aspectos de ti misma que creas que están desempoderándote y despídete de ellos. Déjalos ir.

Usa la fantasía, acomoda o arregla la historia, sufre lo que tengas que sufrir y libérate. Haz que en la trama pase lo que quieras. Se trata de contar la historia de una manera en que recuperes tu poder o lo que eso signifique para ti. Deja que la propia escritura terapéutica se vaya construyendo a sí misma mientras escribes.

No pienses tanto, no te auto-corrijas, escribe desde las tripas. Escribe lo que salga, como sea que salga. Escribe sin que te importe mucho el resultado: ¡no es un concurso literario!

Cuando termines léelo en voz alta y escúchate. Puedes publicar tu escrito en los comentarios de este post si quieres o postearlo en Facebook o simplemente arruga el papel y bótalo. 

Primera ola

La primera playa que vio fue la de su familia. No todos las niñas tienen quien les brinde sensación de seguridad mientras sus primeras olas las revuelcan. Así fue como tragó harta agua mientras chapoteaba hacia la adolescencia. En ese entonces llevaba unos flotadores a medio desinflar que además le venían pequeños. Se obsesionó con la idea de que podía respirar debajo del agua y lo intentó sin mucho éxito. Sus progenitores se lo tomaron muy mal.

Segunda ola

En mitad del tsunami hormonal se esforzaba sin descanso. Luchaba con las carencias que colgaban como anclas de sus tobillos. Pegaba brazadas desesperadas hacia el futuro agarrándose a cualquier salvavidas que estuviera a la altura de su pasado. Personas que casi nunca estaban la convencieron de que había perdido facultades que en realidad nunca había tenido. Solía pensar que si seguía tragando agua era por torpe y no porque el mar estuviera aún revuelto.

Tercera ola

Las playas, los mares y los océanos se multiplicaron. Los miedos y los desafíos también. Cuanta más incertidumbre sentía más se abocaba a la tarea de alimentar tiburones. Juraba que eran caballitos de mar. Invariablemente terminaba con las manos echas jirones y en los casos más graves acababa desaparecida en el triángulo de las bermudas. Volvía de cada naufragio una y otra vez a tierra firme. El interior de su cuerpo iba empeorando aunque el exterior se recuperaba y volvía a lucir joven, fuerte y bello. 

Cuarta ola

Para evitar más viajes desagradables se puso sobre la cabeza una bandera roja de las que ponen en las playas prohibidas. Cada persona que se acercaba podía leer la advertencia: “Riesgo de marejada, presencia de medusas o posible contaminación”. Transmitir miedo la protegió por un tiempo, pero no se puede vivir así para siempre.

Quinta ola

Entendió que las reglas rígidas que había construido ahora le estaban amargando la vida. No podía vivir con libertad, a su propio estilo. Decidió caminar por esa tabla de los barcos piratas y obligó a todas sus identidades y a sus historias a saltar al agua. Dejó que los tiburones se las comieran. Regresó a la cubierta y sujetó muy fuerte el timón.


Recuperando la intuición

¿Qué es la intuición? ¿Para qué nos sirve? ¿Cómo podemos cultivarla en nuestras vidas? Este podcast (tiene 3 partes) de mi programa «Ser siendo con Nadir Chacín» es una exploración sobre la intuición basada en el cuento «Vasalisa la Sabia» del libro «Mujeres que corren con los lobos» de Clarissa Pinkola Estés.

La primera parte es solamente la lectura del cuento. La segunda y tercera parte son la interpretación de los diferentes símbolos y personajes del cuento, más una explicación sobre cómo aplicar estas enseñanzas a nuestra vida cotidiana.

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