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Siempre me ha parecido que las mujeres se expresan de manera diferente, no es un asunto de machismos o hembrismos, sino que sus discursos y las formas como los presentan socialmente tienen matices heroicos, conmovedores y con mucho fascinantes. Estos días tuve dos experiencias gratas, reconfortantes, frente a dos representaciones creativas de mujeres  y sobre mujeres. Una, la película Caramelo (Sukkar Bannat, 2007, Francia y Líbano) de Nadine Labaki, y dos, el libro de relatos Erótika. Escenas de la vida sexual (2008, Editorial Jus, México) de la escritora peruana Patricia de Souza.
No quería dejar pasar la oportunidad de hablar de cine y de literatura sobre mujeres, aquí, allá y en todo el mundo las mujeres nos parecemos. Tenemos mucho en común, más de lo que imaginamos. Esa ha sido mi impresión al sentirme «removida» por dentro leyendo este libro y viendo la película.
Labaki, la directora de Caramelo, cuenta la historia de cinco mujeres en Beirut. Ellas trabajan en un salón de belleza, lleno de colores y de charlas femeninas, podría ser perfectamente cualquier salón de belleza en otra parte del mundo. Layale ama a Rabih, un tipo casado. Nisrine, una mulsumana, teme que su futuro esposo con quien contraerá nupcias se entere de que ya no es virgen. Rima es una lesbiana de closet y nunca está de buen humor. Jamale teme a la vejez y se resiste a ella. Rose sacrifica su vida personal y el amor por cuidar a su hermana mayor.
El salón de belleza funciona como un mundo simbólico, exclusivo, íntimo y protector, que deja entreveer las preocupaciones de los personajes y cómo el mundo exterior les da la razón o se las quita. No sólo es una historia de mujeres, sino de humanos viviendo sus conflictos y tratando de resolverlos. Son humanos encontrándose con su deseo y caminando para acercarse o alejarse de él. Los temas centrales son la maternidad (o el instinto materno), el sexo y los hombres, los diálogos íntimos van desatando la trama entre cortes de pelos y depilaciones realizadas con una pasta de caramelo hecha con limón, agua y azúcar. Es una historia sobre las elecciones humanas, sobre decidir entre «darse» permiso para vivir el presente y ser feliz o quedarse rezagado, torturándose, pensando en lo que podría ser y no es. Los conflictos femeninos mostrados en la película se resuelven maravillosamente, dejándonos ver siempre la felicidad que encierran todas las decisiones, hasta las más dolorosas.
De Souza en Erótika, completando lúcidamente el discurso de Labaki, muestra en sus relatos mujeres decididas y independientes que viven su deseo sin tapujos. Usan condón o se asuntan si no lo usan, se asumen mujeres sexuales y se entregan a las relaciones tratando de liberarse de los estigmas de ser mujer. En esto, las mujeres de Labaki y las de De Souza se encuentran, pertenecen al mismo imaginario y también a la misma realidad. Cargan o han cargado la cárcel social encima. Algunas han tratado de salir de ella y lo han logrado o lo logran, otras simplemente no quieren salir, no pueden o la sociedad las atrapa.
Pero algo tienen en común estas dos obras de ficción, funcionan como espejos certeros, contundentes y hasta dolorosos de lo que tenemos que vivir las mujeres. Sin embargo, muestran cómo Ellas van poco a poco desandando el camino, tomando las riendas de su vida, hasta que con finales arrebatadores despliegan una promesa de libertad, de poder vivir intensamente el deseo. (Sobre todo me dejaron pensando que sí se puede, que no importa ser mujer, pero que UNA puede ser libre y sobre todo, me hicieron pensar que para ser libre no hay que pedir permiso: es un derecho. Parece un discurso algo absurdo, a ningún hombre se le ocurre siquiera la idea de que no es libre de por sí, supongo que hablo a través de los vestigios de mi cárcel.)
Dice De Souza en Erótika: «Yo he visto muchas mujeres esperar a un amante, un hombre que las reconozca con la mirada, que les diga: Tú eres esa mujer.» Añade más: «…todas ellas han servido para que pueda escribir este texto y levanten la voz para decir: Aquí estoy, no tengo miedo, sigo mi deseo. Deshacer, descifrar, rebelarse contra una identidad impuesta es un trabajo y un placer…. Al final sé que sólo me puede llevar hacia mí, aunque me pierda y dé muchas vueltas: es mi laberinto.» He resaltado el mi de mi laberinto, porque me apasionó este detalle de su nota.
Lo más digno es legimitarse incluso cuando todo da vueltas, cuando parezca que las acciones que hacemos no tienen sentido a los ojos de un otro, mientras tenga un sentido propio, y refleje una búsqueda personal, cualquier laberinto es digno, libertario, motivante. Otras veces nos reconocemos en «un estado embrionario» como dice la protagonista de Dos mexicanos en París, una de las historias de Erótika, y nos sentimos bien allí, «sin mayores necesidades sociales ni afectivas».
El amor, o más bien, el deseo que alguien te despierta, puede ser el motivo para salir de ser larva feliz y comenzar una metamorfosis trascendental. De allí que el deseo sea siempre revolucionario, anti-dogmas, te hace pasar de un estado de felicidad efímero a uno eterno, «si es que existe» dirás tú, yo creo que sí.
Muchas mujeres hemos tenido una historia con un hombre X, una historia que ha marcado o marcará las relaciones con los demás hombres de nuestra vida. No es una condena, pero si una cárcel de ideas de la cual urge salir, sobrepasar el mecanismo neurótico y pasivo de la repetición de un rostro en otros rostros. Es como en De nuevo, ese hombre cuando Cora se dice a sí misma: «Un día deje de pensar en cada uno de mis gestos, los ejecutaba. Ha habido un día en que un hombre ha hecho de mí un ser desconfiado. Un hombre al que me puse a detestar sin saber que este sentimiento envenena y termina con quien lo siente y no con su objeto. Me puse a odiarlo porque nunca logré obtener ni un miligramo de afecto de su parte, osea que siempre me ignoró como si fuese un fantasma, o no existiera para él. Yo lo que no quería era pensar demasiado en mi propio final, siempre he querido sentirme preparada para cuando llegue ese momento, deseo tener la sabiduría para morir en paz. Y estoy segura de que el afecto ayuda».
También, como tú lo harás, me sentí unida a Clelia en su relato, porque yo también «…en general me gusta dominar en mis relaciones con los hombres, pero en esta relación sabía que no dominaría yo, al menos no mientras necesitase realmente su compañía. Basta que deseemos realmente algo para que eso deje de pertenecernos».
El libro Erótika es magnífico, a veces excitante, tan excitante que te regresa el deseo si lo has perdido. Si no lo has perdido, te recuerda que está vivo y te incita a tomarlo, a hacerlo tuyo. Me reconocí en las mujeres atrevidas que surgen de sus páginas, en cada una de ellas, y curiosamente, también me vi en cada hombre, en cada cama, en cada metro donde suceden las escenas de la vida sexual narradas por De Souza. En estas historias no hay lástima, la mujer no se defiende ni se excusa, muy al contrario ejecuta su libertad no con palabras sino con acciones. Es una visión de un presente para la mujer aún no reconocido socialmente. La mujer está cambiando en todos los rincones del mundo, la celebración de ésta muy buena noticia se convierte en letras y en imágenes en este sencillo libro. Como bien dice Cristina Rivera Garza sobre Erótika: «Patricia de Souza ha creado un libro a la vez profundo y puntual, raro y urgente. Inmisericorde. Más que un libro sobre el cuerpo, un libro en el cuerpo. Leer, aquí, es tocar».

lge_Caramel_080918012846790_wideweb__300x300El mundo femenino que muestran estas dos obras tiene sus raíces en el deseo y el amor y, en esas mismas raíces, su liberación. Paradójico, eh, pero es así.  Qué tan difícil es no tener miedo al amar o al desear. Cómo ser genuinamente mujer y ser feliz así. Cómo amar sin querer poseer el otro. Simplemente, qué hacer cuando descubres que «no sabes amar», como me dijo un amigo hace días. Más profundo aún: cómo re-entender la tendencia del ego humano a volvernos cenizas, escollos, huecos, y poder resolverla. Lo que me quedó, después de esta experiencia cinefila-literaria, es una imagen de mí misma, Muy linda. Yo como un campo fértil donde ya veo germinar mis nuevas gardenias (mientras -al fondo- suena la banda musical de Caramelo, excepcional).

Más información: Reseña de Erótika en Apostillas literarias / Entrevista de Patricia de Souza en Porta9 / Información de Caramelo en La Butaca / Web oficial de Caramelo en Francia / Canal de Youtube de Nadine Labaki

Disfruten,
Nadir Chacín
Lee + https://www.facebook.com/sersiendo o Twitter @nadirchs

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4 comentarios

  1. Hola LUZ
    Me encantó tu comentario… pues bienvenida a Ser siendo y yo también soy medio gitana y medio sedentaria, una mezcla rara pero divertida :)
    De hecho soy de Venezuela y ahora ando por México.
    La cosa es así cuando se da la sintonía que dices… es cierto… a mí me pasa mucho!
    Que lindo leerte, sentí la emoción en tus palabras.
    Gracias a tí
    Abrazos
    T.R.

  2. Gracias Strellaideal! Si a leerlo…
    Beso
    T.R.

  3. llegue aca por esta cadena maravillosa que son los blogs…desde Apostillas Literarias al de Patricia de Souza y al tuyo.
    Poco es lo que te puedo decir despues de leerte. Ya tenia claro que saliendo de donde estoy (Jamaica) iba a buscar el libro, ahora sera ademas la pelicula. Pocas veces me habia sentido tan identificada y conectada con lo que dices.
    Lo mas probable es que seas muucho menor, y yo casi de la edad de tu madre….pero eso no tiene nada que ver y responde a lo que siempre he afirmado y sentido…. y tal como empiezas diciendo, esa manera especial que tenemos las mujeres al comunicarnos.
    En mi vida de «gitana» me he encontrado con miles de mujeres en distintos ambitos, edades y nacionalidades. Con algunas hemos hecho coneccion inmediata, casi algo magico e inexplicable. Suelo representarlo graficamente como conectadas en el mismo dial…como antiguamente hacias en una radio.
    Bueno…no quiero alargarme, solo decirte que me alegra haberte encontrado y desde hoy vendre a visitarte. Gracias.

  4. Uhmm..se lee interesante el libro..si es de mujeres a leerlo :)

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