Existencialismo
El existencialismo es una corriente filosófica y literaria que estudia la condición humana a partir de los principios de libertad y responsabilidad individual, los cuales han de ser analizados como fenómenos independientes de justificaciones religiosas, filosóficas o racionales, es decir, independientes de las categorías preconcebidas. Hoy vengo a compartir contigo dos cápsulas existencialistas/existenciales. Sí, son parte de mi diario. Yo también escribo uno.

«Quien quiere besar busca la boca.» Simar dixit.

Cápsula existencial 11 de junio de 2019

Existencialismo

Hoy me siento triste.

Me pregunto por la función de la tristeza. Si viene a mí para ayudarme a procesar alguna disonancia concreta o ese nivel de detalles no le interesa en lo más mínimo.

En los momentos tristes se caen algunas esperanzas. A veces es más sencillo vivir de fantasías que ver el estado del mundo y entender qué estamos haciendo. Pero ¿de verdad es más sencillo?

¿Acaso la especie humana puede seguir brillando en medio de tantas oscuridades?

Yo creo que sí.

Hace aquí un día gris y lluvioso. Faltan pocos días para que las hormonas hagan su labor y mi cuerpo se desapegue del nido que ha creado para recibir la posibilidad de una futura vida. No sabré las razones de la tristeza.

No sabré si es la lluvia, la situación actual del mundo, las hormonas o ninguna de las anteriores o más bien todas.

Sólo sé que el puñado de células que estoy siendo late ahora mientras ha perdido algún algo. Entonces me pregunto esta vez por las reiteradas pérdidas y sus supuestos inconvenientes. Por la impermanencia de las cosas interdependientes. Por su insistencia.

Si surge una pérdida, surgen otras que la acompañan. Así caen todas las pérdidas. Y es que caen como piezas de dominó, que habiendo estado previamente ordenadas, devienen en un estrepitoso tac-tac-pum.

Las pérdidas d-u-e-l-e-n.

Y quizás no sea tan malo perder de cuando en vez.

Le he preguntado a las nubes su opinión. Y las he visto cargadas de llanto perdiendo líquidos de vida sobre absolutamente todos los confines de la tierra.

«¿Viviendo las fotografías sobre tu vida en vez de vivir tu vida?» Enna dixit

Cápsula existencial 13 de junio de 2019

Existencialismo
© Nadir Chacín

Mejor vivir unos 60 años chulísimos y ya está. ¿Para qué más?

Agregarle 20 años más a la vida para volvernos entes que piensan 24/7 en las cosas que hacían y que ahora no pueden hacer me parece un estilo de vida innecesario. Además dependiendo de otra gente que te cuide que debería estar viviendo su vida y no la tuya.

Estar vivos es bonito. Mas no es importante la cantidad de años que se vivan. Vivir bonito sí que es importante, aunque sea un sólo año de la vida. Pero ¿qué es vivir bonito?

Es vivir en_de_por_y_para la belleza.

La belleza contemplada.

La belleza contemplativa.

Ser belleza.

La mirada siguiendo una mota de polvo flotando en el aire.

Vivir esa sensación de que sobra vida y sólo quieres invertirla allí, en el acto de seguir con la vista el recorrido lento de esa mota. Hasta que roza el suelo.

Y por un momento o varios, descubrirte esperando algún viento que se lleve la mota a otra parte. Sólo porque sí.

Vivir bonito. Tener alguna vez, quizás no raramente, esa sensación de «qué guapo haber nacido».

Algunos empiezan con achaques a los 70 años, otros a los 80 y algunos no pocos parece que han sido ancianos del tipo mustio desde que los parió su madre. Yo prefiero vivir los años que me queden en comuna con algunos pocos colegas que se presten a la guachifita (coloq. Ven. Falta de seriedad, orden o eficiencia).

El sueño sin retorno

Prefiero la eutanasia, el suicidio lúcido, la despedida planificada.

Tomar una pastillita de esas que primero le dan tripeo al cuerpo físico, después risa y luego sueño. El sueño sin retorno.

Y, claro, tomarla en un lugar que considere poético, que bien puede ser un bosque en el mes de otoño o acostada sobre el lienzo de alguna de mis pinturas inacabadas.

Vivir bonito es recrear lo bello, ser optimista, incluso para morirse.

Te recomiendo 10 contenidos vinculados con el existencialismo

  1. Introducción al existencialismo, Educatina
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  3. El pensamiento filosófico del existencialismo, unProfesorEl existencialismo es un humanismo – Jean Paul Sartre
  4. Heidegger | Por Darío Sztajnszrajber
  5. Simone de Beauvoir – ¿Por qué soy feminista? (entrevista completa subtitulada)
  6. El existencialismo | Darin McNabb
  7. Una Belleza Nueva – Martín Heidegger («Ser y Tiempo» por Jorge Rivera)
  8. Arthur Schopenhauer.
  9. Entrevista a Sarah Bakewell. “El existencialismo está tan integrado en nuestra cultura que ni siquiera lo detectamos”
  10. Libros sobre el existencialismo.

Bonus track (porque el existencialismo puede que no sepa nada)

Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, de carga, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas.

¿Qué es pesado?, así pregunta el espíritu de carga, y se arrodilla, igual que el camello, y quiere que lo carguen bien.

¿Qué es lo más pesado, héroes?, así pregunta el espíritu de carga, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije.

¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría?

¿O acaso es: apartarnos de nuestra causa cuando ella celebra su victoria? ¿Subir a altas montañas para tentar al tentador?

¿O acaso es: alimentarse de las bellotas y de la hierba del conocimiento y sufrir hambre en el alma por amor a la verdad?

¿O acaso es: estar enfermo y enviar a paseo a los que consuelan, y hacer amistad con sordos, que nunca oyen lo que tú quieres?

¿O acaso es: sumergirse en agua sucia cuando ella es el agua de la verdad, y no apartar de sí las frías ranas y los calientes sapos?

¿O acaso es: amar a quienes nos desprecian y tender la mano al fantasma cuando quiere causarnos miedo?

Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu de carga: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.

Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa y ser señor en su propio desierto.

Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria.

¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? «Tú debes» se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice «yo quiero».

«Tú debes» le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una de sus escamas brilla áureamente «¡Tú debes!».

Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones habla así: «todos los valores de las cosas – brillan en mí».

«Todos los valores han sido ya creados, y yo soy – todos los valores creados. ¡En verdad, no debe seguir habiendo ningún “Yo quiero!”» Así habla el dragón.

Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu? ¿Por qué no basta la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?

Crear valores nuevos – tampoco el león es aún capaz de hacerlo: mas crearse libertad para un nuevo crear – eso sí es capaz de hacerlo el poder del león.

Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león.

Tomarse el derecho de nuevos valores – ése es el tomar más horrible para un espíritu de carga y respetuoso. En verdad, eso es para él robar, y cosa propia de un animal de rapiña.

En otro tiempo el espíritu amó el «Tú debes» como su cosa más santa: ahora tiene que encontrar ilusión y capricho incluso en lo más santo, de modo que robe el quedar libre de su amor: para ese robo se precisa el león.

Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacer?

¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño?

Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.

Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.

Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

Así habló Zaratustra.

No pateixis (No sufras). Llegaremos a tiempo.

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