Juan Carlos Dudier representando al futuro Buda.
Juan Carlos Dudier representando al futuro Buda.

El 25 de mayo durante el Día del Buda… ¿Conoces la historia? Fue un placer participar en las actividades de la Comunidad Budista Triratna de Barcelona. Si quieres sumarte a las actividades que hacemos puedes buscarnos en esta página de facebook o en este grupo. La representación de Triratna en México está en el Centro Budista de la Ciudad de México y éste es su página de Facebook. Fue una tarde hermosa llena de símbolos, relatos y alegría de ser en comunidad. Al final de la historia tienen el video de la representación teatralizada que hicimos antiayer. Espero les guste.

La noche de la Iluminación

1.- La victoria contra Mara
Al primero de estos incidentes se le conoce como la victoria contra Mara, el Malvado, el Satanás del Budismo, que representa la ignorancia primaria. Su nombre significa literalmente “muerte”. Después de seis años de búsqueda y unos años de ascetismo terrible, el Buda, o mejor dicho el Bodhisattva, el que se convertiría en el Buda, anduvo con gran determinación y se sentó a meditar al pie de un árbol inmenso al lado del río Naranjara, diciendo:
«Aquí sobre este asiento mi cuerpo puede encogerse, mi piel, mis huesos y mi carne pueden disolverse, pero mi cuerpo no se moverá de este mismo asiento hasta que yo haya obtenido la Iluminación, tan difícil de obtener en el curso de muchos eones.»
En su guarida oscura, Mara oyó estas palabras como una reverberación terrible y sintió mucho miedo. «El Bodhisattva intenta alcanzar la Iluminación esta noche, y si lo encuentra, vaciará mi reino de todos los seres.»
Por eso Mara llamó a sus fuerzas demoníacas, diciendo: «Id, mis hijos, y atacad al Bodhisattva. Arrancad su carne y sus órganos, haced pedazos sus huesos antes de que él pueda escapar del samsara, mi reino.»
Al mando de Mara, los demonios y fantasmas horribles atacaron al Buda con todo su poder. Eran todo tipo de figuras insalubres, casi-humanas, con formas asquerosamente deformes, con expresiones gruñentes, maliciosas, de enfado e ira, algunas asiendo garrotes o espadas, montados en los elefantes o tigres, otras tirando fuego, piedras e incluso camellos. Todas ellas tenían una apariencia amenazante y horrorosa. Sin embargo, todas las piedras, flechas y llamas, al alcanzar la orilla del aura del Buda se convertían en flores y caían al suelo alrededor del Buda.
El Buda permaneció inmóvil y nada pudo tocarlo durante este terrible ataque; permaneció con sus ojos cerrados, meditando y con la misma sonrisa en sus labios.
Entonces Mara mandó a sus tres hijas, cuyos nombres eran Lujuria, Pasión y Deleite, en contra del Buda. Ellas bailaron enfrente de él exhibiendo sus encantos. Mientras ellas bailaban, lucieron sus pechos firmes y redondos; a veces dirigieron una sonrisa enseñando sus dientes o hicieron pucheros con sus labios rojos. A veces echaron un
vistazo al Bodhisattva y luego rápidamente miraron lejos. Se movían coquetamente, balanceando sus caderas como palmeras sacudidas por el viento.
Pero el Buda ni siquiera abrió sus ojos, por lo que ellas se retirarán decepcionadas y desconcertadas.

2.- Llamada para que testifique la Diosa Tierra
Al segundo incidente se le conoce como la «llamada para que testifique la Diosa Tierra».
Después de ser derrotado y después de que sus huestes se retiraran desconcertadas, Mara intentó un truco más, algo más sutil. Le dijo al que sería el Buda:
«Estás sentado en el punto central del universo, en el trono de los Budas de antaño. ¿Qué derecho tienes como persona común y corriente a sentarte en el Trono Diamantino, donde se han sentado todos los Budas anteriores?»
Y el Buda le contestó: «En mis vidas pasadas he practicado todos los paramitás, todas las perfecciones: la Perfección de la Generosidad, la Perfección de la Moralidad, la Perfección de la Paciencia, la Perfección de la Energía, la Perfección de la Meditación y la Perfección de la Sabiduría. He practicado todas estas y he alcanzado un punto en mi evolución espiritual donde ahora estoy listo para alcanzar la Iluminación. Por lo tanto soy digno de sentarme aquí en este Trono Diamantino, como todos los Budas anteriores lo hicieron cuando alcanzaron la Iluminación».
Pero Mara no estaba satisfecho y le dijo: «Muy bien, dices haber practicado todas estas Perfecciones en tus vidas pasadas ¿pero quién te vio hacerlo? ¿Tienes algún testigo?».
Entonces el futuro Buda, que estaba sentado en postura de meditación en el Trono Diamantino con sus manos sobre su regazo, bajó una mano y tocó la tierra. Ésta es la famosa mudra bhumisparsa tocando la tierra, el gesto del testimonio de la tierra.
El Buda toca la tierra y la Diosa Tierra aparece con las manos en reverencia. De esta manera se levantó la Diosa Tierra con un ramo de flores en la mano y diciendo en testimonio: «He estado aquí todo el tiempo, la gente viene y va, pero la tierra permanece aquí todo el tiempo. Yo he visto todas sus vidas anteriores; he visto cientos de miles de vidas en las que ha practicado las Perfecciones. Por lo tanto, testifico, que como resultado de su práctica de estas Perfecciones es digno de sentarse en el sitio de los Budas de antaño». Por fin Mara se dio cuenta que estaba totalmente derrotado, sin ningún recurso más, desapareció como humo negro en el viento.

3.- La petición de Brahma
El tercer incidente se conoce como la petición de Brahma. Después de alcanzar la Iluminación el Buda sintió la inclinación de permanecer en silencio y paz, reflexionando así: «Esta Verdad, esta Realidad que he descubierto es tan abstracta, tan difícil de ver, tan sublime, que la gente ordinaria, con sus ojos cubiertos por el polvo de la ignorancia y la pasión, no va a poder verla ni apreciarla. Así que será mejor permanecer en silencio bajo el árbol bodhi, será mejor permanecer con los ojos cerrados, sin salir a enseñar al mundo».
Entonces apareció una gran luz brillante y en medio de ésta estaba la figura de un anciano,
la figura de Brahma Sahampati, Brahma el Gran Dios, el Señor de los Mil Mundos. Con las manos juntas en reverencia le dijo al Buda: «Por favor enseña, enseña la Verdad, hay unos cuantos con un poco de polvo en sus ojos, ellos la valorarán y la seguirán».
El Buda abrió su ojo divino y miró sobre el Universo: vio a todos los seres como lotos en un estanque, en diversos estadios de desarrollo y dijo: «Por el bien de aquellos que tan sólo tienen un poco de polvo en sus ojos, aquellos que son como lotos a medio florecer, enseñaré el Dharma». Al oír estas palabras Brahma, el Gran Dios, sabía que las fuerzas de la compasión habían surgido en el corazón del Buda y que la puerta del Dharma se había abierto. El Buda giraría le rueda del Dharma. En un resplandor de luz desapareció.

4.- Muchalinda, el Rey Serpiente
El cuarto y último episodio es el encuentro con Muchalinda, el rey serpiente. Durante siete semanas el Buda permaneció sentado al pie del árbol bodhi. En medio de la séptima semana cayó una abundante tormenta, con relámpagos y truenos. El cielo se tornó negro y la lluvia descendió no solo a cántaros, sino casi como diluvio. El Buda se encontraba al aire libre bajo del árbol y sólo llevaba puesto un hábito delgado. Entonces de repente, del subsuelo, de las sombras, surgió otra figura: una gran serpiente, era el Rey Muchalinda, el Rey de las serpientes, inmenso e impresionante. La serpiente abrazó al Buda con su anillo siete veces y con su escudo protegió su cabeza, formando una especie de paraguas, resguardándolo del aguacero. Al poco rato cesó la lluvia, se desvanecieron las nubes y el Rey Serpiente asumió una forma diferente, la forma de un joven hermoso de dieciséis años saludando al Buda.
Quizá este episodio es el más mítico de los cuatro. Las siete semanas representa un número simbólico durante el cual el Buda estaba absorbiendo el impacto de su Iluminación. El agua es un símbolo universal de la mente inconsciente y la tormenta y la lluvia son como un bautizo y renacimiento. En el Oriente la serpiente representa las fuerzas potentes de las profundidades en sus aspectos más benéficos y positivos. El rey serpiente enrolló su anillo siete veces alrededor del Buda – otra vez el número místico siete – que significa la transformación de los siete centros psíquicos, las chakras, lo que se llama en la tradición hindú, el ascenso del Kundalini, el Poder Serpiente o Ardiente. Así que este poder protegió al Buda. Cuando Muchalinda, es verdad que era muy lindo, asumió la figura de un hermoso joven de dieciséis años, reflejaba la nueva personalidad que había nacido como resultado de su progresión de ascenso del Kundalini. Muchalinda en su nueva forma saludó al Buda, mostrando la perfecta sumisión de todos los poderes del inconsciente a la mente Iluminada. Y así el hombre Siddhartha Gotama, el Bodhisattva, en la luna llena de mayo hace 2557 años, se convirtió en el Buda Shakyamuni – el Sabio de la tribu de los Shakyas – y empezó a enseñar el Dharma para el bienestar de todos los seres. ¡SAHDU, SAHDU, SADHU!
Guión: Rijumati de la Comunidad Triratna de Barcelona.

Feliz semana,
Nadir Chacín
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Siddharta Gautama dijo: “La mayoría de los seres humanos son como hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan en el suelo. Otros, por el contrario, casi son como las estrellas: siguen su camino fijo, ningún viento los alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta”.

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Gracias
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