La experiencia de la gratitud, convocarla, traerla a mi mentecorazóncuerpo equilibra la tristeza y la sensación de pérdida. Hoy vengo a contarte lo que he aprendido este verano con respecto a la gratitud.
A Silvia y Mariana
La gratitud mitiga la tristeza, la suaviza. Pero ¿qué es eso de la gratitud?
A veces me pregunto esto porque no tengo presente otras gratitudes anteriores. Quizás porque no es algo que surja en mi experiencia subjetiva naturalmente o tal vez es que está obstaculizada por hábitos emocionales e ideas parcializadas que aún no he transformado o reflexionado.
¿Tengo emociones o las emociones me tienen?
Luego de este verano -ya casi termina- me dispongo a entender las emociones, más que a aprender a gestionarlas. Que también es importante, pero no lo es todo eso de la gestión.
También necesito sentir las emociones conscientemente, reconocerlas, entender qué son, para qué me sirven, qué me dan y qué sentido tienen en la experiencia del vivir y el convivir.
La gratitud es no dar por sentado lo que he vivido y es a la vez celebrarlo, darle el lugar importante que merece ese algovividocontento.
La vida humana es el resultado de muchas variables, algunas dependen de lo que decido, de mis estados mentales y emocionales anteriores a esa experiencia concreta, y algunas variables están totalmente fuera de mi control.
Estudiando el autogobierno
Me doy cuenta que a menudo vivo como si yo no tuviera nada que ver con aquello que me pasa o no me pasa. No creo que esto sólo me pase a mí.
Es probable que tenga ideas erróneas y sin contrastar sobre la misma naturaleza del discurrir del tiempo, de la vida y del famoso «yo». Las revisaré de nuevo.
Libro recomendado: «¿Por qué el materialismo es un embuste?» de Bernardo Kastrup, Ediciones Atalanta.
El efecto de las pérdidas, las despedidas, o cuando una alegría cesa
Cuando vivo experiencias que me generan bienestar al despedirme de ellas y de las personas involucradas, me visita la tristeza. Sé que la tristeza es la emoción normal y adaptativa frente a una pérdida. No obstante, la amiga tristeza parece poco equilibrada si logra oscurecer completamente lo que he hecho para generarme ese bienestar recién vivido.
La tristeza cuando es demasiado abarcativa no me deja ver que han confluido muchos eventos, cosas, personas, para que haya podido vivir esos momentos alegres. También he estado allí generando el bienestar propio y el de otras personas. Nos hemos hecho mucho bien mutuamente y eso es algo notable.
La tristeza surge y tiene su lugar, pero también al mismo tiempo seguro están surgiendo o intentando surgir otras emociones a las que no estoy prestándoles atención. Si algo he aprendido últimamente es que las emociones humanas no son excluyentes, a veces surgen juntas, o una mezcla, o cachitos de ellas a la vez.
Es fascinante.
Una definición temporal de gratitud (que por fortuna no define)
La gratitud es una alegría. Es un reconocimiento.
Es ampliar el bienestar vivido en el tiempo una vez que aquello bello puntual ha cesado. Es darle otra oportunidad a lo vivido para regocijarme y hacerlo de la mano de la memoria.
Quizás de eso va la gratitud:
Extender aquello placentero en el tiempo mientras me sirve de recordatorio de la capacidad que tengo junto a otras personas de hacernos (el) bien.
La gratitud es honrar el escenario adecuado que la vida ha creado para mí y para quienes vivieron el bienestar conmigo.
Este verano la vida nos ha puesto sus más hermosas decoraciones, sus mejores luces, su sonido HI-FI de alta intensidad. Ha sido el despliegue de la amabilidad.
Me percato de que la conexión con la gratitud me genera paz. Volveré a convocarla.
Quizás te interesa leer: un texto que escribí hace años sobre la gratitud pensando en mi experiencia como antropóloga forense.
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Escucha a tu cuerpo
Poca gente sabe mi historia con las adicciones. No hablo de mis adicciones así tan públicamente, pero lo comenzaré a hacer más. Me parece importante visibilizar las adicciones y sacarlas de ese halo de vergüenza y culpa en el que están. Todas las personas tenemos adicciones, otra cosa es que las podamos reconocer y aceptar. Suele ser más fácil atacar y hacer sentir mal a los demás por sus adicciones que aceptar las nuestras. Lo sé porque yo también lo he hecho.