Hoy vengo a hablarte de las relaciones afectivas nutridoras, conscientes y equitativas y de cómo la práctica de la ética es la base fundamental para poderlas construir y no el amor ni el enamoramiento. Puedes leer aquí la segunda parte y la tercera parte.

relaciones afectivas

La forma de relacionarnos con los demás la aprendemos en la niñez de los adultos que nos rodeaban.

A veces esas personas nos cuidaban, otras no nos cuidaban o cualquier “gris intermedio”. Por desgracia, puede que hayamos sido directamente víctimas de la violencia de esos adultos. En todos esos escenarios, incluyendo los más violentos, alguien estaba diciéndonos que nos amaba. Entonces ¿el amor lo es todo? Yo creo que NO.

De cualquier forma, con y de estos adultos aprendimos lo que es o no es la intimidad, la confianza y el respeto. Sean los adultos que sean que nos hayan tocado. Sin embargo, no hay que caer en el determinismo o en el análisis monofactorial de un fenómeno tan complejo.

Si bien es cierto que las experiencias de la niñez nos condicionan de muchas formas, los seres humanos adultos somos mucho más que nuestras experiencias de la infancia.

Que no hayamos podido tener unas figuras fundantes afectuosas no es el fin del mundo, no indica que seremos unos adultos que tienen prohibidas las relaciones afectivas nutridoras.

Lo importante es la construcción de una filosofía de vida congruente basada en la ética de tus comportamientos, especialmente en las relaciones afectivas.

El giro

En lo que sí creo es que para relacionarte de una manera más amable con los demás tu vida ha de dar antes un giro de 180º.

Ese giro suele ser retador y dolorosísimo. Puede ser brutal, no voluntario ni planeado. Es posible que sobrevenga a una pérdida afectiva, una enfermedad o una experiencia arrobadora de claridad existencial.

También es el producto de un trabajo de autoconocimiento consistente, voluntario y esforzado. Aunque esta última vía es la vivencia humana menos común.


Baja al “Infierno” por tu propio pie. (O la vida se encargará de tirarte por las escaleras).


La individuación

Hace unos días estaba navegando en internet y me topé con esta frase “Para poder decir yo te quiero, primero tienes que aprender a decir yo”. Me hizo mucho sentido.

La individuación es el viaje personal que hacemos para volvernos personas únicas con necesidades, racionalizaciones, subjetividades y cosmogonías únicas. Es el viaje hacia reconocer tu responsabilidad en las vivencias que determinan el estado actual de tu propia vida.

Cuando imagino el proceso de individuación pienso en una red interconectada (tipo tela de araña, no de halloween ¿o sí?) con un centro. Luego visualizo una espiral ascendente o descendente (virtuosa -en color azul- o viciosa -en color rojo) particular en cada punto de conexión de esa red.

Al centro de todo, veo la espiral ascendente -en color verde- que sintetiza el proceso completo de individuación, que es más que las partes que lo componen. Algo así:

relaciones afectivas

Permíteme aclararte algo antes de seguir.

No es lo mismo diferenciar, que separar. Diferenciar es reconocer la diferencia entre los seres humanos y valorarla. Separar es usar la diferencia para discriminar y aislar.

La individuación es la construcción de la diferencia: “yo” diferenciándome de “los demás” mediante comportamientos virtuosos.

La separación, al contrario, es alienante, dañina y viciosa. La individuación es encontrar lo que nos une a los otros seres humanos (un mismo camino) para a la vez reconocer lo que nos hace únicos (nuestra manera de caminarlo).

Dicho eso paso a tratar de explicar la figura de arriba. Veamos. ¡No te la tomes tan en serio! Es más un mapa, que un paisaje.

La responsabilidad

La vida está compuesta por “cosas” (momentos, situaciones, experiencias, etc.) que pasan y “cosas” que hacemos que pasen. En la red podemos ver que cada hilo de la tela de araña se encuentra irremediablemente unido a otros. El punto de conexión surge por la conexión entre varios hilos. No puede ser/existir sin ellos. Todo está conectado, si se rompe un hilo se deshace el entramado.

Los espirales ascendentes y descendentes -que están sobre la tela de araña- representan nuestras maneras de “caminar” en momentos determinados de la vida. Si los métodos que estás aplicando, tanto tácitos como explícitos, te hacen caer por debajo del nivel de consciencia estás en una espiral descendente.

Si tus métodos elevan tu consciencia (tu capacidad de darte cuenta de las cosas, de decidir lo que quieres) estás en una espiral ascendente. No es lo mismo ampliar la capacidad de tus sentidos a través de la meditación que hacerlo tomándote una pastilla de éxtasis (droga química).

Si te tomas un éxtasis la pasarás súper bien un rato mientras dure el efecto de la droga; al día siguiente tendrás una deshidratación del copón y lo sabes. La meditación, en cambio, modifica tu manera de estar/ser en este mundo, de forma progresiva, acumulativa y virtuosa.

Algo virtuoso crea/establece/mantiene las condiciones óptimas para el florecimiento de tus capacidades más elevadas, positivas y amables.

En el budismo decimos que son refugios hábiles. A los otros refugios, como las drogas o el alcohol o las relaciones afectivas basadas en la posesión y el control, les decimos refugios torpes, porque dan placer momentáneo pero crean más sufrimiento a ti y a los demás.

Si la espiral en la que estás ahora es descendente lo más seguro es que estés intentando “salvarte” a ti misma/o abrazándote a un pedazo de hierro incandescente como los que se ven en las fundiciones de metales.

Espero te sirvan las siguientes reflexiones.

LAS RELACIONES AFECTIVAS

Sugerencias de objetivos, estrategias y tácticas

Los dramas que describiré a continuación aplican a todas las relaciones humanas. Porque somos seres de afectos, incluso cuando estamos en un ambiente laboral.

Estos dramas aplican a las relaciones afectivas monógamas y a las no monógamas. A las relaciones familiares, a las amistades, a todas las relaciones.

Incluso a las relaciones laborales, aunque quizás con este tipo de vínculos tengas que realizar una estrategia y unas tácticas particulares, especialmente si necesitas el dinero de ese trabajo ahora por las razones que sean.

Pienso que para “sanear” las relaciones afectivas tenemos que basar nuestros comportamientos en principios universales como el respeto. En otras palabras, importa más la ética que el amor y el enamoramiento.

Las mujeres, por poner un ejemplo, no necesitamos que los hombres nos amen, así en general, queremos que nos respeten en específico. En cada acto/acción de los hombres hacia nosotras. Y que nos respeten a cada una de nosotras. Eso es suficiente.

El drama de Lo convencional

Las convenciones son principios de y para la acción, aunque parezcan ideas.

Son modelos comportamentales que encapsulan estrategias y tácticas para lograr objetivos relacionales, que están alineados con las normas sociales de una época y de una cultura.

Te dicen lo que lo tienes que hacer; cómo tienes que comportarte.

Está claro que seguir convenciones te ayuda a adaptarte a la norma social. La pregunta es si eso vale o no para ti, para lo que tú quieres y necesitas.

La postura del misionero puede ser satisfactoria dependiendo de cómo la hagas. Lo que no te aseguro es que te diviertas si cada vez que tienes sexo lo haces de esa manera. Hacerlo así tampoco convierte a ese acto sexual en algo necesariamente ético, respetuoso ni benigno.

La represión

De las convenciones emana el tufo de la represión y creo que no hay nada más aburrido que la represión. Cuando los seres humanos nos reprimimos inventamos narrativas (guiones de vida, justificaciones) idiotizantes, que nos vuelven esclavos del “qué dirán”.

El comportamiento ético en las relaciones afectivas está lejos de ser el producto de una represión. Es una decisión, una toma de conciencia, una negociación.

Quien se “mueve” hacia la ética lo hace mirando hacia el enfrente, quien lo hace por represión camina hacia la misma dirección pero de espaldas, en reversa. La persona que se reprime “se aleja de” sus miedos en vez de “ir hacia” el desarrollo de sus virtudes.

Para que las relaciones afectivas sean sanas, nutridoras y éticas no necesitamos de la represión ni de la convención social basada en hegemonías (ni tampoco en disidencias). Sólo necesitamos expresar nuestras necesidades tomando en cuenta y legitimando nuestro propio deseo sin perder de vista el deseo y las necesidades de los demás.

Ejemplos. Una hegemonía puede ser la práctica de la monogamia y la conformación de parejas heterosexuales. Unas disidencias pueden ser la práctica del poliamor o de la anarquía relacional o la de establecer una relación homosexual.

Otro ejemplo. Unas disidencias dentro de la hegemonía pueden ser las parejas heterosexuales y monógamas que por las razones que sean deciden vivir en una misma casa pero en cuartos separados o las que deciden vivir en casas separadas.

El objetivo es encontrar la forma en la que quieres vivir las relaciones afectivas y comprometerte con ello. Sin olvidar ser sensible a tus necesidades y a los cambios que te vayan pasando en el tiempo.

Así que la estrategia de seguir las convenciones sociales sólo porque así se comporta la mayoría de las personas (en la sociedad o en un grupo particular al que perteneces) es un auto-atropello. Nada amable puede salir de eso.

Una estrategia que veo más segura y amable es la siguiente:

Si seguirás convenciones hegemónicas, disidentes o las que sean, al menos procura reflexionar antes sobre ello. Intenta entender por qué las estás siguiendo y convierte eso en una decisión consciente.

La táctica es estudiar/informarte sobre esa convención (las hegemonías), hablar con gente que ya la sigue cabalmente, hablar con quienes han decidido no seguirla (las disidencias todas), y posteriormente preguntarte ¿y yo qué quiero? (aunque duela y eso te arroje momentáneamente a la soledad no voluntaria).

Otra estrategia para el mismo objetivo: no te lamentes de la soledad, ni de la voluntaria ni de la involuntaria.

Creo que sin ella podemos autoengañarnos con facilidad. Es la soledad la que nos habla la Verdad al oído. Nos dice si nuestros comportamientos actuales obedecen a la necesidad de que otras personas nos digan «ay, qué buena/o eres» (parecer una persona ética) o si realmente estamos siendo éticos.

El drama de la tribu

Pertenecemos a tribus. Nadie es una isla.

Tu tribu primaria son tus figuras fundantes (los adultos con los que conviviste más tiempo durante tu infancia). Pueden ser tus progenitores o no, o tus hermanos si tuviste o primos o familiares. También pueden ser adultos que te “cuidaban”, si es que lo hacían.

El tema es que estabas allí con ellos, te guste o no te guste eso.

Pero ¿la vida de qué se trata? Se trata siempre de “ir más allá de”. La vida es un impulso creador y creativo, que no es posible sin destrucción (la muerte). Vivir es un movimiento; moverse de “lugar”, de “escena”, de “narrativa”. No es sobrevivir a lo que te tocó (actitud victimista).

Para el objetivo “ir más allá de” la estrategia siempre es la búsqueda de tribus. O más bien el encontrar tribus, más que buscarlas. Si tu tribu primaria no te gusta, encuentra otras.

Encuentra la tribu que te reconozca como un otro o una otra con tus propias necesidades y preferencias, sin separarte ni anularte por el hecho de que eres “diferente” o quieres “cosas” diferentes a las que quieren ellos.

Decir adiós

La táctica es aprender a “irse” de los “lugares” en los que las dinámicas relacionales te anulan como persona, como individuo. Si estando en alguna relación afectiva (o varias) no puedes expresarte o comportarte libremente huye de allí y hazlo rápido.

Si no te queda claro la palabra “libremente” léete la Declaración Universal de los Derechos Humanos y revisa si esa relación o relaciones que ahora tienes violan tus derechos.

Y también explora si tú misma/o estás violando tus derechos humanos para estar con esa persona o esas personas. Lo verás todo más claro.

Tener claridad sobre en «dónde estamos realmente» es la sensación más sublime que existe. Es la alegría que produce la «muerte» de algunos de los «yo» que tan obsesivamente atesoramos.


Por una vez, entonces, algo

Otros se burlan si me arrodillo ante el brocal de los pozos
siempre sin buena luz, de modo que nunca veo
lo que hay en lo más hondo, apenas hasta donde el agua
me devuelve en una imagen de su superficie brillante
a mí mismo, como un dios, en el cielo de verano
asomándome entre una guirnalda de helechos y nubes.
Una vez, al probar, con la barbilla apoyada en un brocal,
distinguí, como creí, más allá de la imagen,
a través de la imagen, algo blanco, incierto,
algo que era más de las profundidades… y luego lo perdí.
El agua vino a reprender al agua demasiado clara.
Una gota cayó de un helecho y, he aquí, que una ondulación
sacudió lo que fuera que había allí, en el fondo,
lo difuminó, lo ocultó. ¿Qué era esa blancura?
¿La verdad? ¿Un guijarro de cuarzo? Por una vez, entonces, algo…

Poema de Robert Frost, tomado del libro «El viaje y la guía. Manual práctico de Budismo» de Maitreyabandhu, próxima publicación de la Editorial Singlantana, Barcelona, 2019. Una joya de libro.


En la segunda parte de este post escribiré sobre los siguientes dramas:

  • Competencia.
  • Belleza.
  • Normalidad.
  • Ser seres necesitados.
  • La ideología del amor.
  • Sexo.

Espéralo el jueves de la semana próxima. (Sí, estoy intentando recuperar el ritmo de escribir un post nuevo cada semana. A ver cómo me sale.)

Si te gustó este post, por favor, compártelo. Déjame un comentario, me harás el día. Gracias.


Próximos eventos

  • Curso «Mindfulness para la Salud» dirigido a mujeres. Se realizará en Mailuna (Valdonzella 58, Barcelona) e inicia el miércoles 9 de octubre del 2019. Hay dos sesiones informativas gratuitas. Reserva tu plaza.
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9 comentarios

  1. […] invito a leer esta serie de 3 posts donde explico mejor mi postura actual sobre el tema: Las relaciones afectivas y sus dramas, 1ª parte, Las relaciones afectivas y sus dramas, 2ª parte y Las relaciones afectivas y sus dramas, 3ª […]

  2. […] Por amor caminamos al cadalso impulsades por una promesa de felicidad que nunca llega y lo hacemos por nuestro propio pie, sin que nadie nos coercione de una manera directa o evidente. Es la herramienta de control social más cruel del planeta. […]

  3. […] esa sensación de vacío y de falta de significado que sientes cuando atraviesas la ruptura de una relación de pareja. En este episodio explico varias estrategias para sanar tu corazón […]

  4. […] miles millones de decirme a mí misma «tú puedes, Nadir», después más claridad en cómo quiero tratar a la gente y cómo quiero ser tratada, con muchas experiencias haciendo yo de ave fénix, mucha […]

  5. […] Esta es la tercera parte de un post largo que cuenta con tres partes. Puedes leer aquí la primera parte y la segunda […]

  6. […] Hoy vengo a hablarte de las relaciones afectivas nutridoras, conscientes y equitativas y de cómo la práctica de la ética es la base fundamental para poderlas construir y no el amor ni el enamoramiento. Esta es la segunda parte de un post largo que tiene tres partes. Puedes leer la primera parte aquí. […]

  7. Hola, Becky. Muchas gracias por tu comentario. ;) Me encantó y me dio alegría. En marzo 2020 voy a México a organizar y dirigir un retiro para mujeres. Ojalá puedas venir.
    Muchas gracias por los halagos, por leerme y por estar siempre cerca. Va otro abrazo.

    – Nadir Chacín

  8. Nadir, mil gracias por tus reflexiones, para mí siempre has sido un faro en este viaje. Comparto y reflexiono, que he arañado apenas la superficie. Un gran gran abrazo desde México.

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