las relaciones afectivas son

Hoy vengo a hablarte de las relaciones afectivas nutridoras, conscientes y equitativas y de cómo la práctica de la ética es la base fundamental para poderlas construir y no el amor ni el enamoramiento. Esta es la tercera y última parte de un post largo que cuenta con tres partes. Puedes leer aquí la primera parte y la segunda parte.

las relaciones afectivas son
Fotografía: Czlowiek Kamera.

El drama de ser seres necesitados

Se nos olvida que los seres humanos somos de todos los mamíferos los que nacemos más “inmaduros”. No estamos “programados” completamente, hay una parte importante sin “programar”, una que se va programando a través de la socialización.

“Necesitar” no es un problema; fuimos creados biológicamente así y, al menos hasta ahora, necesitamos interdepender entre nosotros para que nuestra especie continue en la Tierra.

El problema es cuando socialmente se controlan las necesidades de las personas para obligarlas a encajar en un molde o para discriminarlas.

A las mujeres nos “programan” para satisfacer las necesidades de los otros y negar las nuestras. A los hombres para exigir la satisfacción de sus necesidades sin considerar las de los demás y para esconder las que tienen que ver con la intimidad, la emocionalidad y la vida privada.

Entender que la cultura de género ha moldeado nuestras necesidades es importantísimo para construir relaciones afectivas sanas.

Todas las personas tenemos necesidades y es válido tenerlas y hablar de ellas. Tenemos derecho a tener necesidades. Si tú no desaprendes los mandatos de género no podrás salir del “círculo vicioso” de sentirte victimario/a o víctima.

Empieza acercándote a los diferentes feminismos. Da igual si eres hombre o mujer, necesitas acercarte a las reflexiones que las feministas han hecho durante la historia de la humanidad.

El corazón del drama de ser seres necesitados es la propia cultura de género. Esta nos enseña qué es lo que podemos necesitar y qué no; es allí donde está la fuente del sufrimiento. En el “deber ser” impuesto por la cultura a cada género.

Replantéate tus necesidades. Analízalas desde los mandatos de género. Cuestiona la forma en que comunicas tus necesidades a las demás personas, sobre todo a las que tienen un vínculo sexo-afectivo contigo.

El drama de la la ideología del amor

El amor es una película taquillera.

Las personas pueden tolerar cualquier afrenta menos que otras personas les desmonten sus creencias sobre el amor. Cuestionar el amor es cuestionar la existencia entera. Si lo miras críticamente no es que hayamos hecho un muy buen trabajo hasta ahora con esto del existir. ¿O sí?

No estamos aquí para amar. Estamos para encontrar una forma de con-vivir que no nos deshumanice y que vele por la dignidad de todas las personas por igual, incluyendo a otros seres también.

La ideología del amor marca diferencia entre las personas. Hace que digas “esta es mi pareja” y “esta es mi mejor amiga” y que coloques a esas personas en compartimentos diferentes de tu vida, que están jerarquizados.

Esta ideología te enseña que “hay personas más importantes que otras”, que hay “personas especiales” cuando en realidad necesitamos todos interdepender con/de muchas personas.

La ideología del amor divide, parcializa, lastima.

Se ha cargado también al medio ambiente porque está relacionada con el mercado (libre) de los afectos: la noción del ser humano como objeto, el consumismo y la competencia. Y te «moldea» diciéndote que «une» y que tu supervivencia está atada a esas pocas personas de tu círculo cercano de querencias.

Si lo piensas bien verás todas las cosas que has hecho en tu vida guiada/o por ese miedo: el miedo a quedar en el abandono, a no ser querida/o.

Queremos que nos quieran porque se nos va la vida en ello, literalmente. El mundo está montado de una manera en que si no tienes pareja, familia y amigos cercanos entonces no tienes a nadie.

Eso hacen las ideologías alienantes a los seres humanos, les dicen quiénes son, qué necesitan y cómo deben comportarse (en un sentido moral). Pero no siempre es para el beneficio de todos, casi nunca lo es.

Imagínate si quitáramos al amor de la ecuación del vivir y el con-vivir.

Si renunciáramos a tomar decisiones importantes -como puede ser tener hijos- cuando estamos bajo el influjo químico del enamoramiento idiotizante. Seguramente cuidaríamos mejor de todas las personas que nos rodean y no sólo de las que decimos “amar más”.

Sin la noción de interdependencia sana, virtuosa y no selectiva discriminamos a un montón de personas y las abandonamos socialmente. Y entonces se siembra (sembramos) el miedo de que algún día puedo ser yo quien sufra el abandono. Así «atomizamos» al mundo, lo dividimos en grupetes y ponemos a esos grupetes a competir por los recursos tanto materiales como emocionales.

Las relaciones afectivas basadas en la ética – y no en el amor y el enamoramiento- son creadoras y legitimadoras del nuevo orden social que necesitamos: uno amable, inclusivo y no violento. Un orden que sea para y por todos los seres, y no contra algunos de ellos.

Como material de consulta puedes ver este escalofriante reportaje publicado en el País: ¿Cómo se cuida en España?. Cito un fragmento: «En el mundo, 607 millones de mujeres en edad laboral se ocupan de cuidar a sus familiares sin remuneración frente a 41 millones de hombres, menos de una décima parte, según estima la Organización Internacional de Trabajo en un informe de este año.»

¿Por qué crees que son las mujeres las que más cuidan? ¿Qué tiene que ver la cultura de género y la ideología del amor con ese reparto inequitativo de tareas?

El drama del sexo

¿A qué le llamamos sexo?

Cada quien tiene una forma de relacionarse con el sexo y esta depende de otras variables: tus genitales, tu preferencia sexual, tu género, tu historia personal, tu clase social, tu belleza física, tu educación, etc. Al hablar de sexo estamos hablando de «algo» que está politizado, manipulado, legitimado, moldeado. La sexualidad no es solo un tema personal.

A veces me pregunto cómo viviríamos la sexualidad si no existieran los controles sociales que entrenan/moldean nuestros deseos y pasiones. Pero la verdad es que vivimos dentro de un sistema y no podemos negar su influencia sobre nosotros.

No somos libres para vivir la sexualidad como quisiéramos.

Lo que sí podemos hacer ahora es revisar que nuestra sexualidad y las formas en las que la vivimos no atropelle a nadie (tampoco a nosotros mismos). Introduzcamos la práctica de la ética básica (no dañar) al ejercicio de la sexualidad.

Procuremos ir desmantelando «esclavitudes», esos modos en que nuestra sexualidad ha sido castrada, prohibida y controlada por otros; esas maneras en que replicamos esos aprendizajes castradores una y otra vez y se los enseñamos a nuestros hijos/hijas.

Intentemos que las personas con las que tenemos un encuentro sexual o erótico no queden reducidas a ser un objeto para la satisfacción de nuestras necesidades.

Nosotras/os mismas/mos tampoco seamos objetos del deseo de los demás, en aras de conseguir la promesa más falsa de la historia: «un poco de amor y protección».

El sexo se ha convertido en mercancía también.

Creo que acercarnos a nuestro cuerpo de una forma más amable es el primer paso para vivir una sexualidad más edificante, sana y nutridora.

Tócate el cuerpo de forma sexual y erótica siempre que puedas, tengas o no tengas con quien jugar a tocarse mutuamente. Date cariño, cuidado, placer. Mastúrbate. Disfrútate. Si no estás bien contigo, tampoco estarás bien con otras personas.

El drama del dinero

Vivimos en la mercantilización de la intimidad, de las emociones y de la vida privada. Ahora no solo saqueamos los recursos materiales de los demás también saqueamos sus recursos emocionales.

La vida familiar/privada/íntima ya no es el lugar de la realización personal y se ha convertido en fuente de frustraciones, tensiones y conflictos. Cuidar a quienes necesitan cuidados no tiene valor para nadie -porque no lo tiene en el mercado económico.

Imagínate si renunciáramos a comprar los cuidados que necesitamos dar nosotros mismos a otras personas.

Pienso, por ejemplo, en la niñera (seguramente inmigrante) que cuida de sus hijos mientras ustedes van a trabajar, que a su vez ha dejado a sus hijos con otra mujer en su país de origen. ¿Habías pensado en eso?

Ayudarnos está muy bien, claro. Suplantarnos, sustituirnos, comprar cuidados, ausentarnos de nuestra responsabilidad sobre nuestras propias vidas no es la solución y nunca la será.

¿Y si dejáramos de explotar a las mujeres?

Cuando se analiza el drama del dinero en las relaciones afectivas hay que hacerse preguntas dolorosas. Quizás puedes empezar por las siguientes interrogantes.

¿Compras amor?

¿Cuidados? ¿Sexo? ¿Usas el dinero para paliar el miedo a la soledad y al abandono social durante tu futura vejez? ¿Compras tu derecho a la conciliación familiar matando el derecho de otras mujeres a lo mismo? ¿Usas el dinero (y el poder que este otorga) para tener una carrera profesional exitosa sacrificando la carrera profesional de las mujeres que están en tu vida? ¿Has pensado si tu afán personal por la supervivencia y por tener una vida digna está construido sobre el sufrimiento infringido a otros seres humanos?

Yo no sé las respuestas concretas. No sé la solución idónea al drama del dinero y al drama de la mercantilización de los afectos.

Sí sé que necesitamos transformar esta dinámica global perversa, cruel y deshumanizante en la que estamos ahora. Transformarla todos juntos, todos los seres humanos.

También sé, sin duda alguna, que la puerta de salida de este estado de las cosas es la ética. Y no el amor ni el enamoramiento.


Si te gustó este post, por favor, compártelo. ¿Cuáles son tus reflexiones sobre las relaciones afectivas al leer esta serie de posts? Déjame un comentario, me harás el día. Gracias.


Próximos eventos


Cuando un ser humano se muere por las consecuencias del abandono social en el que vive, muere asesinado.

Nadir Chacín
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6 comentarios

  1. […] Te invito a leer estos posts donde lo explico mejor: Las relaciones afectivas y sus dramas, 1ª parte, Las relaciones afectivas y sus dramas, 2ª parte y Las relaciones afectivas y sus dramas, 3ª parte. […]

  2. […] Revisa tus propias ideas y analiza tus vivencias en todas las relaciones que has tenido y tienes aho… […]

  3. […] en esta serie de lo que puede suceder (o no) con los seres humanos cuando sienten el llamado de la supervivencia. Si estás depre mejor no la veas.La vi […]

  4. […] Hoy vengo a hablarte de las relaciones afectivas nutridoras, conscientes y equitativas y de cómo la práctica de la ética es la base fundamental para poderlas construir y no el amor ni el enamoramiento. Puedes leer aquí la segunda parte y la tercera parte. […]

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